Noticias

Be Finance Day plantea alternativas a la financiación bancaria y propone un nuevo modelo de economía ética

23 Noviembre 2015

La primera edición de Be Finance Day de EADA concentró a más de un centenar de personas de diferentes perfiles profesionales pero con un mismo interés: comprender el actual contexto económico. Todos ellos acudieron a este evento en busca de respuestas sobre cuestiones de máxima actualidad como la viabilidad de un modelo económico más ecológico y sostenible, las fuentes de financiación alternativas a las que ofrece la banca para emprender un negocio o hacer crecer un proyecto empresarial o las nuevas reglas del juego en el escenario económico internacional.

foto 00

Antes de entrar en materia en todos estos aspectos, el director general de EADA, Miquel Espinosa, inauguró la jornada que junto al decano del Col·legi d’Economistes de Catalunya, Joan B. Casas. Ambos explicaron el convenio que firmaron previamente al Be Finance Day y que contempla varias líneas de colaboración como, por ejemplo, condiciones especiales para colegiarse o para realizar un programa en EADA o la posibilidad de participar en actividades como conferencias, jornadas o foros de opinión, entre otras.

Nuevo escenario económico

foto 02

 

Be Finance Day empezó con la interesante charla de Jordi Molina, emprendedor y profesor asociado de EADA en Política de Empresa, acerca del actual escenario económico internacional. Según explicó, “estamos viviendo toda una serie de cambios profundos que afectan a toda la sociedad, desde gobiernos y estados hasta empresas y ciudadanos”. Se refirió, principalmente, a los constantes avances tecnológicos, “que ha permitido a startups y pymes competir en un entorno global con empresas multinacionales”. Pero también hizo hincapié en el mayor protagonismo de los países emergentes –sobre todo India, Brasil, México, Rusia, Indonesia y Turquía– en el escenario económico internacional. En su opinión, “se está trasladando el potencial económico de Occidente a Oriente y de norte a sur”.

 

En este contexto de cambio continuo, aseguró Molina, “las organizaciones ya no pueden planificar a corto plazo y, además, la experiencia en un ámbito pierde valor porque un conocimiento se reemplaza por otro”. A esto añadió “la transición cada vez más rápida de un modelo de negocio a otro y el papel cada vez más determinante de los prosumers, es decir, consumidores que ayudan a mejorar un producto, que son influyentes y que optan por la colaboración en detrimento de la propiedad”.

Nuevas fuentes de financiación

foto 02

Por su parte, Miquel Sacristán, director de la Red de Business Angels del Col·legi d’Economistes de Catalunya (Economistes BAN), explicó las fuentes de financiación alternativas a la banca a las que pueden acceder actualmente las empresas. Empezó su ponencia hablando de crowdfunding, “un micromecenazgo de capital que facilita a empresas en fase inicial que se puedan financiar a través de la suscripción de ampliaciones de capital por parte de pequeños inversores”. Según Sacristán, “este sector se regularizará gracias a la nueva Ley 5/2015, que distingue entre inversores no acreditados –no pueden invertir más de 3.000 euros por proyecto ni más de 10.000 euros por año– y los acreditados –deberán acreditarse y no tendrán límites de inversión–”.

 

También existe la opción del micromecenazgo de deuda, más conocido como crowdlending, “en que pequeños inversores dan préstamos de importes bajos a empresas a cambio de un tipo de interés”. Aparte, se puede recurrir a un business angel, “un inversor con conocimiento y experiencia en el mundo del emprendimiento que puede destinar su capital a actividades que le resultan cercanas”. Y añadió: “Los business angels, especialmente los BAN, se involucran en la gestión de la empresa, aportan su know how –smart money– y networking y, además asumen riesgos elevados y buscan rentabilidades altas”.

Estrategias para financiar un proyecto

foto 03

Be Finance Day analizó también las vías de financiación según la etapa de maduración de la empresa, ya sea para impulsar desde cero un proyecto o para hacerlo crecer. De ello hablaron Bárbara Muñoz y Daniel Wuhl, profesores asociados de EADA especializados en Estrategia, Modelos de negocio y Financiación empresarial.

En concreto, definieron cuatro etapas. La primera –tres primeros meses- requeriría una inversión de entre 20.000 y 30.000 euros para el proyecto, diseño y fase de test. Aquí nos referiríamos a una fuente de financiación propia y family & friends. La segunda etapa –de 6 a 12 meses– incluiría una partida de entre 100.000 y 200.00 euros. “En este caso, el proyecto ha superado la fase de prueba y debe empezar a crecer”, aseguraron los ponentes, quienes recomendaron un 75% de la financiación privada –business angels y particulares– y un 25% pública –entidades públicas– o comercial –crédito bancario–. En la tercera fase –a partir de los 18 meses– se necesitarían entre 500.000 y un millón de euros. “El negocio funciona y debe crecer y, para ello, hay que optar por fondos de capital riesgo especializados en fases iniciales”. Por último, la cuarta etapa –a partir de los 24 meses– requiere de dos a cinco millones de euros. Según Bárbara y Daniel, “hay que consolidar el proyecto y crecer internacionalmente, por lo que se puede optar por fondos de capital riesgo más generalistas y de desarrollo”.

Economía del bien común

foto 04Por último, Christian Felber, filólogo, politólogo, psicólogo, sociólogo y profesor de Economía en varias universidades europeas, cerró la jornada con una interesante reflexión sobre la necesidad de cambiar el sistema actual por un modelo de economía ética. Esta es la idea central de su teoría sobre la economía del bien común, que propone un nuevo modelo económico basado en valores como dignidad humana, solidaridad, sostenibilidad ecológica, cooperación, justicia social y democracia. “Es un modelo holístico y alternativo que tiene en cuenta el planeta y sus ecosistemas, que respeta los valores de la sociedad y se inscribe dentro de las reglas democráticas”, aseguró.

Para ello, Felber abogó por sustituir el afán de lucro y la competencia por la contribución al bien común y a la cooperación. Y, además, “que el capital sea el medio para conseguir el bien común, que debe ser el fin último del desarrollo económico y en base a lo que se debe medir el éxito económico”. Es decir, “que la economía sea una herramienta al servicio de la sociedad, respetando el medio ambiente y las reglas democráticas”.

Según el ponente, “se empieza a constatar un cambio de tendencia hacia este modelo como, por ejemplo, empresas que ya implementan el balance del bien común, proliferación de bancos éticos y municipios del bien común, instituciones académicas que están cambiando su manera de entender la economía y, también, los ciudadanos, que se decantan cada vez más por empresas socialmente responsables”.